Sentencia con sabor agridulce

05.07.2010 21:03

Después de cuatro años el Tribunal Constitucional (TC) ya ha elaborado la sentencia del Estatut, a pesar de que aún queda por conocer el texto final sobre. Zapatero y el PSOE sienten satisfacción, pues aseguran que se ha conseguido el 95% de lo que se pretendía. Desde ahora, Catalunyagozará de un mayor autogobierno. Catalunya ha ensanchado su autonomía. Sin embargo, la sensación de los catalanes en general es más negativa que positiva.

 

El malestar puede venir provocado por varias razones. La primera tiene sus orígenes en 2005, cuando se aprobó el primer texto del Estatut en la cámara catalana. Rajoy se dedicó a recoger firmas en contra de la norma, provocando la confrontación entre Catalunya y el resto de la sociedad española.

 

Zapatero tampoco está ausente de críticas, por parte de los políticos y la sociedad de Catalunya. El presidente del Gobierno prometió a Joan Maragall aprobar el Estatut que saliera del Parlament, también en el 2005. Y no ha sido así. Aunque solo se trate de la “mutilación” de un 5%, según Artur Mas -líder de CIU,- se han suprimido «partes vitales de la principal norma catalana».

 

Uno de los recortes que ha sufrido el Estatut es el uso obligatorio de la lengua catalana en el Consejo de Justicia y a seis aspectos concretos más, porque el TC consideraba que era un artículo anticonstitucional. No obstante, esa regulación puede llevarse a cabo a la práctica, pero no como norma estatuaria, según ha explicado Zapatero.También se ha anulado la posibilidad de que Catalunya tuviera una planta judicial propia y ha restringido la interpretación de los preceptos referidos a la financiación.

 

El recorte, pues, no ha sido tan grave. El problema es que hay quien considera, como Montilla, que el TC no tiene la legitimidad para dictar esta sentencia por tres motivos. Porque algunos de los jueces tienen caducado su mandato, porque hay una vacante sin cubrir y por la recusación sin precedentes de un magistrado.

 

El Estatut, norma elegida democráticamente por los catalanes se ha visto alterada, aunque Zapatero prometió que eso no ocurriría. Y esto ha tenido como consecuencia el aumento de las polémicas. Los catalanes, a pesar de que muchos no conocían el texto original de la norma, se sienten ofendidos al no cumplirse en su totalidad aquello en lo que confiaron dando su voto.

 

Mucha historia hay detrás de esta nación, la cual ha estado en el punto de mira por parte de muchos rincones de España. Por este motivo, es comprensible su enfado, fruto del sabor agridulce que tiene la sentencia.  Por esto los catalanes quieren unirse todos a una en la manifestación programada para el próximo 10 de julio.  

 

Jasmina Zaballos 

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